A más de dos décadas de aquel fatídico 26 de junio de 2003, la causa por la muerte del soldado chaqueño Mauro Ramírez ha dado un vuelco fundamental. La Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, con los votos de los jueces Alejandro Slokar y Carlos Mahiques, hizo lugar al reclamo de la familia y anuló el rechazo a las indagatorias de dos imputados clave. El tribunal máximo en materia penal del país no solo reactivó el expediente, sino que encuadró el hecho bajo la figura de violencia institucional, señalando que el Estado tiene obligaciones reforzadas cuando una muerte ocurre dentro de una guarnición militar y bajo su custodia.
El fallo es un espaldarazo directo a la lucha de la madre de la víctima, quien desde el primer día cuestionó la hipótesis de suicidio que la justicia misionera intentó imponer para cerrar el caso. Los magistrados advirtieron que las falencias investigativas y el paso del tiempo no pueden ser una excusa para la impunidad. Además, citaron jurisprudencia internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, alertando que la falta de un esclarecimiento exhaustivo podría acarrear sanciones internacionales contra la Argentina por denegación de justicia.
Cabe recordar que Mauro falleció a causa de un disparo de fusil FAL mientras prestaba servicio de guardia en el Destacamento de Monte 30 del Ejército en Apóstoles, Misiones. El planteo de la querella contó con el acompañamiento estratégico del Comité Nacional para la Prevención de la Tortura y de la Comisión de Derechos Humanos de nuestra Cámara de Diputados del Chaco, lo que subraya la relevancia institucional del caso para nuestra provincia. La mayoría de Casación remarcó que, en casos donde pueden estar involucrados agentes estatales, la tutela judicial debe ser efectiva y no meramente formal.
Este pronunciamiento abre la puerta para que, finalmente, se determine si hubo responsabilidades penales que fueron encubiertas durante 22 años bajo la sombra del Destacamento de Monte. Para los chaqueños, esta resolución representa una esperanza de que el uniforme no sea una capa de invisibilidad ante la ley. Desde nuestra redacción, seguiremos informando sobre el avance de estas nuevas indagatorias, con la certeza de que el camino hacia la verdad es largo, pero, como se demostró hoy, no es imposible de transitar.





