El Paro Internacional de Mujeres (PIM), también conocido como Movimiento 8M, es un movimiento global que impulsa una huelga internacional de mujeres cada 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. Este movimiento surgió a finales de octubre de 2016 como una respuesta a la violencia social, legal, política, moral y verbal que enfrentan las mujeres en todo el mundo. Fue impulsado por organizaciones de mujeres de más de 50 países.
La principal motivación detrás del PIM es visibilizar la violencia machista en todas sus formas y expresiones: sexual, social, cultural, política y económica. El primer paro internacional de mujeres se llevó a cabo el 8 de marzo de 2017, marcando un hito en la lucha feminista global. Al año siguiente, se convocó el segundo Paro Internacional de Mujeres, demostrando la continuidad y el crecimiento del movimiento.
El Paro Internacional de Mujeres se nutre de antecedentes históricos significativos en la lucha por los derechos de las mujeres. A lo largo del siglo XX, las demandas se centraron en el derecho al voto, al aborto, al divorcio y al salario igualitario. Eventos como la huelga del 90% de las mujeres en Islandia en 1975 por la desigualdad salarial y la Huelga Global de las Mujeres convocada por la Campaña Internacional por un Salario para el Trabajo en el Hogar en el año 2000 son considerados importantes precedentes.
El primer paro de 2017 tuvo una amplia participación a nivel mundial, involucrando a países de diversos continentes. En Argentina, por ejemplo, se registraron grandes manifestaciones y se elaboró un documento de demandas que fue leído públicamente. En Estados Unidos, el paro se convocó bajo el lema "Día sin las mujeres". Esta primera edición buscó demostrar el impacto fundamental de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
El movimiento del Paro Internacional de Mujeres se consolidó como una fuerza global que continúa convocando a la acción cada 8 de marzo. Sus demandas abarcan una amplia gama de temas, incluyendo el fin de la violencia de género, la justicia reproductiva, la igualdad salarial, el derecho a condiciones laborales dignas y una transformación de los sistemas de bienestar social para satisfacer las necesidades de todas las mujeres.