Osvaldo Pedro Pugliese nació el 2 de diciembre de 1905 en el barrio porteño de Villa Crespo, en el seno de una familia de músicos que marcaría desde temprano su destino en la escena del tango. Su padre lo envió al Conservatorio Odeón para estudiar violín, aunque allí descubrió el piano, instrumento con el que desarrollaría una trayectoria extraordinaria bajo la guía de maestros como Vicente Scaramuzza y Pedro Rubione.
A los quince años ya integraba un trío junto a Domingo Faillac y Alfredo Ferrito, con quienes debutó ante el público en un humilde bar conocido como el Café de la Chancha, donde comenzó a mostrar la fuerza interpretativa que lo distinguiría. Poco después pasó a formar parte del conjunto de Paquita Bernardo, la primera bandoneonista mujer del tango, y luego inició un ascenso sostenido que lo llevaría a tocar en agrupaciones de Enrique Pollet, Roberto Firpo y Pedro Maffia.
Junto al violinista Elvino Vardaro formó un conjunto considerado de avanzada para su época, que debutó con éxito en el café Nacional y emprendió una gira por el país que, pese al reconocimiento artístico, terminó siendo un fracaso económico. De regreso en Buenos Aires, Pugliese volvió a integrarse a orquestas de prestigio como las de Alfredo Gobbi, Daniel Héctor Álvarez y Miguel Caló, fortaleciendo su nombre en el circuito musical porteño.
El gran salto llegó en 1936, cuando creó un sexteto que se presentó en la Avenida Corrientes y que más tarde daría origen a su emblemática orquesta, debutada oficialmente el 11 de agosto de 1939 en el café El Nacional. A lo largo de 55 años, Pugliese dirigió esa formación con cambios lógicos de integrantes y con la participación de cantores legendarios como Roberto Chanel, Alberto Morán, Miguel Montero y Abel Córdoba, este último durante tres décadas.
Considerado un símbolo de disciplina, creatividad y compromiso artístico, Pugliese compuso más de 150 obras, entre ellas clásicos como “La Yumba”, “Recuerdo”, “Negracha” y “La Beba”, y coronó su trayectoria con un concierto histórico en el Teatro Colón por su cumpleaños número 80. Su influencia, su estilo inconfundible y su figura mítica continúan vigentes como pilares del tango argentino.





