Cada 14 de junio se conmemora el Día Mundial del Donante de Sangre, una fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para agradecer a quienes realizan este acto altruista que puede salvar hasta cuatro vidas. En Argentina, la jornada pone el foco en un dato preocupante: solo el 55% de las donaciones provienen de personas voluntarias, el resto responde a pedidos por reposición.
Con el lema de este año, “Doná sangre, da esperanza: juntos salvamos vidas”, la OMS busca concientizar sobre la necesidad de avanzar hacia sistemas 100% basados en donaciones voluntarias, no remuneradas y regulares. En el país, cada tres minutos un paciente necesita una transfusión, por lo que la participación activa de donantes habituales es clave.
“La sangre es esencial en emergencias, pero también para personas con cáncer, mujeres con complicaciones en el parto, pacientes con enfermedades crónicas o inmunodeficiencias, y niños con anemias severas”, explicó la doctora Miriam María Méndez, Jefa de Hemoterapia del Hospital Alemán. Desde esa institución subrayaron que donar sangre de forma habitual garantiza que siempre haya disponibilidad cuando alguien la necesite.
Durante la pandemia, las donaciones cayeron entre un 30 y un 50% en varios países, y si bien los niveles se han ido recuperando, los especialistas insisten en la necesidad de consolidar una red de donantes estable, capaz de sostener el sistema sanitario. A nivel global, se estima que cada año se realizan más de 120 millones de donaciones, pero la mitad proviene de países que concentran solo el 16% de la población mundial.
Además de ser un acto solidario, donar sangre también puede ser un punto de partida para el autocuidado. Desde el Hospital de Clínicas de la UBA destacaron que quienes donan pasan por controles básicos de salud antes de la extracción, lo que les permite tener un seguimiento de su estado general. “Es una oportunidad para chequear presión, temperatura, hemoglobina y conversar con profesionales sobre salud preventiva”, señaló la doctora Carla Cicero, especialista en hemoterapia.
Cicero también desmontó varios mitos: donar sangre no engorda ni adelgaza, no duele más que una molestia mínima, no requiere ayuno completo y es absolutamente seguro porque se usan insumos estériles y descartables. “El procedimiento total dura unos 45 minutos y puede marcar una diferencia enorme para quien recibe esa sangre”, indicó.
Para conmemorar la fecha, el Hospital de Clínicas organizó jornadas de donación abiertas al público. Se realizaron el 11 y 12 de junio en su sede central, y habrá otra el martes 18 en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Los requisitos son tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos, estar en buen estado de salud y concurrir con DNI.
Más allá de asistir a las campañas, los profesionales piden un compromiso colectivo y cotidiano. Porque donar sangre no debe ser solo un gesto de emergencia: es un acto simple que puede transformar el sistema de salud y salvar vidas todos los días.