La calidad de la desconexión durante las vacaciones es más importante que la cantidad de días libres. No sirve tomarse semanas si se sigue conectado al trabajo o las redes sociales, explica Claudia Weisburg, médica y neurocientífica. Reducir el uso del celular y pasar tiempo en entornos naturales, como la playa o la montaña, ayuda al cerebro a relajarse y liberar dopamina, favoreciendo un descanso mental profundo.
El estrés crónico, provocado por altos niveles de cortisol, afecta el funcionamiento cerebral y la toma de decisiones. Aunque un poco de estrés es necesario, el exceso es perjudicial. Para manejarlo, Weisburg recomienda incorporar técnicas de relajación como la meditación, la respiración consciente y el mindfulness, que ayudan a reducir la ansiedad y controlar el estrés diario.
Las vacaciones son el momento ideal para adoptar hábitos saludables que favorezcan la neuroplasticidad, como dormir bien, comer equilibrado y mantenerse activo. También es beneficioso aprender algo nuevo o realizar ejercicios mentales. Estos cambios no solo mejoran el descanso, sino que preparan al cerebro para mantenerse relajado y activo durante todo el año.