En medio de jornadas marcadas por temperaturas extremas, el aire acondicionado se transforma en un aliado indispensable para sobrellevar el calor, aunque su uso intensivo también impacta directamente en el consumo de energía y en el costo de la factura eléctrica. Un manejo adecuado del equipo permite lograr mayor confort sin generar un gasto excesivo.
Uno de los puntos centrales es la temperatura elegida, ya que fijar el equipo en valores demasiado bajos no acelera el enfriamiento y sí incrementa el consumo. Los especialistas recomiendan mantenerlo entre 24 y 26 grados, teniendo en cuenta que cada grado menos puede aumentar hasta un 8% el uso de electricidad y generar un contraste térmico poco saludable.
El correcto aislamiento del ambiente también resulta clave para que el equipo rinda mejor. Mantener puertas y ventanas cerradas, evitar filtraciones de aire caliente y utilizar burletes o sellos en las aberturas ayuda a conservar el frío por más tiempo y reduce el esfuerzo del aire acondicionado.
Otro aspecto fundamental es el mantenimiento del equipo, ya que los filtros sucios y la falta de revisiones periódicas afectan el rendimiento. Limpiarlos al menos una vez al mes y verificar el estado general antes de los períodos de uso intensivo puede evitar consumos innecesarios que llegan a incrementarse hasta un 15%.
Finalmente, el uso inteligente y el entorno juegan un rol importante. Encender el equipo solo cuando hay personas en el ambiente, aprovechar el modo ahorro de energía, complementar con ventiladores y cerrar cortinas o persianas en las horas de mayor radiación solar son medidas simples que permiten atravesar los días de calor con mayor eficiencia y menor impacto en el bolsillo.





