Según explicó en Consumos Problemáticos, decidió actuar al notar que muchos adolescentes eran engañados por discursos que minimizan los riesgos de las drogas: "Hay que hacer algo porque muchos chicos jóvenes están cayendo en los engaños de los grupos canábicos que, por ejemplo, te mienten diciendo que la marihuana es saludable".
La estrategia de Coria utiliza el deporte como herramienta de prevención directa, trabajando con referentes en disciplinas como el boxeo y el skate para atraer a los jóvenes y ofrecerles ejemplos positivos. El proceso consiste en identificar las capacidades de cada chico para brindarles un entorno constructivo: "Cuando vos identificás su talento, tenés que proceder a sacarlo de ese mal ambiente consumidor y llevarlo con lo que se considera “una buena junta”", alejándolos así de hábitos perjudiciales como el uso de vapers, tabaco, entre otros.
Marcos dedica gran parte de su tiempo y recursos personales a esta labor, llegando a postergar su propio trabajo de carpintería y fletes para acompañar a los jóvenes en riesgo. Él define esta tarea como un compromiso profundo, afirmando, "no lo veo ni siquiera como un trabajo, lo veo como una vocación; se siente lindo saber que una vida mejoró por tu accionar". A pesar de los desafíos económicos iniciales que enfrentó al fundar el grupo, logró consolidar una estructura que hoy sirve de apoyo emocional para decenas de chicos.
Finalmente, Marcos enfatiza que el progreso de la sociedad depende directamente de la salud y la formación de las nuevas generaciones. Sostiene entonces con firmeza que "la Argentina, el Chaco, necesita mente y músculo para prosperar; con el avance de la droga, nosotros no vamos a ver mente y músculo que salga adelante". Su mensaje concluye invitando a los jóvenes a buscar refugio en actividades que los edifiquen, asegurando que siempre habrá alguien dispuesto a sostenerlos desde el abrazo y la escucha.





