Las fiestas de fin de año suelen estar atravesadas por encuentros, balances personales y emociones intensas, pero también pueden profundizar sensaciones de soledad, ansiedad o tristeza, especialmente en personas con menor red de apoyo afectivo.
En ese contexto, distintos estudios y organismos de salud coinciden en que los animales de compañía se convierten en un sostén emocional clave, ya que su presencia favorece la calma, la conexión afectiva y la estabilidad emocional en períodos de alta carga psicológica.
Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que más de 332 millones de personas conviven con depresión en el mundo, y que momentos como Navidad y Año Nuevo pueden agravar síntomas en grupos vulnerables, mientras que investigaciones sobre el vínculo humano–animal muestran que interactuar con mascotas reduce el estrés, baja los niveles de cortisol y disminuye la sensación de aislamiento.
Además, convivir con perros y gatos promueve rutinas saludables como paseos, horarios y cuidados diarios, hábitos que ayudan a sostener la actividad física, el autocuidado y la organización cotidiana, factores que la Organización Panamericana de la Salud identifica como claves para prevenir episodios depresivos.
Si bien los animales de compañía no reemplazan la atención profesional en salud mental, su presencia constante y afectuosa se transforma en un apoyo accesible y significativo, capaz de aportar equilibrio emocional, motivación diaria y una experiencia de fiestas más consciente y saludable.





