Los festivales que se realizan cada año en Cosquín, Córdoba, son parte del ADN cultural argentino. Con el paso del tiempo, su espíritu trascendió fronteras hasta instalarse a miles de kilómetros de distancia, en Japón, donde el folklore nacional encontró un escenario propio y consolidado.
En el pueblo de Kawamata, en la prefectura de Fukushima, se celebra desde 1975 el festival conocido como “Cosquín en Japón”, un encuentro que nació del interés genuino por la música folklórica argentina y que hoy es considerado el evento más importante del género en el país asiático.
La edición de este año tuvo un valor especial al coincidir con el 70° aniversario de la fundación de Kawamata, y contó con la presencia de artistas argentinos como Carolina Peleritti y, por primera vez en Japón, Peteco Carabajal, en un marco que reunió tradición, música y celebración cultural.
El festival se desarrolla durante tres jornadas y convoca a más de 180 grupos de música latinoamericana, con una destacada participación de músicos y bailarines japoneses, además de artistas provenientes de Argentina, Bolivia y Perú, y cuenta con el auspicio de la Embajada Argentina en Japón.
La historia del Cosquín en Japón se remonta a la pasión de Yasumitsu Naganuma, un profesor japonés que quedó marcado al escuchar una canción de Atahualpa Yupanqui, impulso que derivó en la creación de agrupaciones musicales, el primer festival en 1975 y, con el paso de los años, en un evento de alcance internacional que hoy se ve fortalecido por el hermanamiento cultural firmado en 2024 entre Cosquín y Kawamata.





