Aunque poco conocidas en nuestro país, las motos agrícolas, también llamadas agromotos, son una rareza que ha encontrado su nicho en mercados específicos alrededor del mundo. Fabricadas principalmente por gigantes japoneses como Honda, Yamaha, Suzuki y Kawasaki, estas motocicletas están diseñadas con un propósito específico: la vida en el campo.
A diferencia de las motos de trail, las motos agrícolas no están destinadas a la competición o al entretenimiento. Yamaha, con su modelo AG200, destaca la razón detrás de su popularidad: "La moto agrícola más vendida durante más años de los que se pueden imaginar por una simple razón: tiene el equilibrio que funciona".
Un rasgo distintivo de estas motos es la presencia de dos caballetes laterales en lugar del central. Esta elección práctica facilita el estacionamiento en terrenos irregulares, comunes en zonas de cultivo y campos. Con un caballete a cada lado, estas motos pueden permanecer estables independientemente de los desniveles a su alrededor.
Además, todas suelen contar con un portaequipaje trasero considerable, permitiendo cargar cajas u otros objetos de manera eficiente. Equipadas con motores monocilíndricos que oscilan entre los 125 cc y los 250 cc, y con cerca de 15 CV, estas motos son ideales para desplazarse ágilmente por zonas rurales.
Con ruedas de tacos y protecciones adicionales, muchas de estas motos no están homologadas para circular en ciudad o carretera, limitándose a terrenos privados. Sin embargo, esto no supone un problema en vastas extensiones de terreno, donde estas motos desempeñan un papel vital.
Algunos modelos icónicos incluyen la Suzuki DR200SE, la Yamaha AG200F, la Kawasaki Stockman 250 Range y la Honda XR190CT, todas disponibles en mercados como Australia y Estados Unidos. A pesar de su apariencia robusta y antigua, estas motos continúan siendo valoradas por su utilidad y eficiencia en entornos agrícolas.